En el ojo mismo de la historia

Sin imágenes no hay memoria, sin memoria no hay historia. Cuando hablamos de imagen, estamos hablando también de lenguaje, memoria y conocimiento; partiendo de esta premisa podemos afirmar que la tragedia de la Shoá debe ser imaginable. Lejos ya del pensamiento adorniano que negaba la posibilidad de hacer poesía luego de este desastre, esta circunstancia planteó lo sublime de Auschwitz volviendo inimaginable e indecible el horror. Conceptos que a futuro conllevan el peso del olvido. ¿Se puede entonces continuar sosteniendo, en la actualidad que es irrepresentable la Shoá?

Elizabeth Dychter toma una clara postura de resistencia  y propone una imagen para tal atrocidad;  el soporte elegido, la cerámica escultórica, es allí donde traslada las vivencias de su padre en Auschwitz. Son  esos torsos con cabezas gachas que dejan trascender su drama en el resquebrajamiento del esmaltado,  figuras de los que marchan rumbo a los trenes, sin rasgos que los identifiquen, anónimos,  perdieron identidad.

La artista  nos presenta una historia del horror pero con una renovada interpretación ya que ella no vivió tales circunstancias. Sin dudas plantear el trauma histórico desde una perspectiva estética presenta desacuerdos y ambigüedades, pero lo cierto es que también toda memoria podría estar cargada de estas inquietudes ya que no hay una memoria colectiva unívoca y totalizadora.

Esto nos muestra que la resistencia de las imágenes representada en este corpus escultórico, trae aparejado que la historia no se cierre, allanando el camino paraque estos hechos no caigan en el olvido.

Luciana Acuña.

Arte Mediante

Equipo curatorial